Historias de voluntariado y vida: el tándem Rafa-Javier
Rafa ha acompañado online durante este confinamiento a Javier y finalmente se han podido conocer
La historia de Rafa y Javier había sido hasta ahora una historia de voluntariado online, dentro del voluntariado domiciliario que antes de la pandemia hacíamos de forma presencial y que hemos adaptado a la versión virtual, con algunas excepciones.
El voluntariado domiciliario es uno de los acompañamientos que se ofrece desde la Fundación, y lo que pretende es dar espacios de respiro a las familias y a los cuidadores principales, y también establecer vínculos entre el voluntario y el niño/a, que puedan favorecer la apertura relacional y emocional.
Una vez por semana, Rafa y Javier se encuentran en una vídeollamada para hablar de diferentes temas relacionados con la Historia de la Humanidad; desde las dos guerras mundiales, la Revolución Francesa o las invasiones de los pueblos del Este a la historia del imperio griego y romano o la colonización de los pueblos indígenas en la época de Colón y el Nuevo Mundo. A Javier le fascina entender la historia y su sentido más allá de los hechos reales, y Rafa ha sido maestro toda la vida y está encantado de escuchar las preguntas que le hace Javier y el interés y la motivación con la que él mismo elige los temas de los que pueden hablar en la siguiente sesión.
Según Greisa, la madre de Javier, “desde el primer día los dos hicieron un ‘clic’ muy fuerte, conectaron mucho... Rafa le habla como si fuera un adulto, y Javier siempre se ha sentido muy cómodo entre las conversaciones de los mayores, y está encantado con las clases de Rafa... si hay algún día en el que está más cansado y le cuesta levantarse de la cama, solo tengo que decirle que hoy tiene conexión con Rafa para que tarde 5 segundos en levantarse y activarse rapidísimo”.
Hace unos días, surgió la oportunidad de hacer una clase relacionada con el arte, un tema que a Rafa también le apasiona enseñar. Esta vez, sin embargo, Rafa pidió a la Fundación si había la posibilidad, tomando todas las medidas necesarias, de hacer la clase presencialmente, porque sería mucho mejor para los dos. Y así lo hicieron.
Lo mejor de todo es que se pudieron conocer personalmente, por primera vez, después de meses de charlar durante horas con la pantalla de por medio. Explica Rafa que a él le gusta seguir la idea de la canadiense Lourdes Marion Deuchars, que empodera al niño a través del concepto de dejar su huella digital y anima a los niños y niñas a crear espontáneamente sobre una hoja en blanco. “Le presenté diferentes artistas y llevé libros para viera distintas referencias y se pudiera inspirar. Los miramos juntos y hablamos de lo que le gustaba y lo que no, y empezamos a crear”, dice Rafa.
Javier tenía claro cómo tenía que ser el dibujo: “Yo quería que hubiera elementos de Navidad, una cueva y un trineo, y quería que el suelo no estuviera pintado, sino que fuera como hecho con puntillismo."
Rafa me habló de un ejemplo de un lugar que tenía el techo así y lo intentamos hacer parecido, con gotas” (se refiere al techo de la cúpula de la ONU de Miquel Barceló en Ginebra, que Rafa le puso como ejemplo de su idea para llevar a cabo el suelo del dibujo).
Otro tema importante para los dos era la luz: buscaron referencias que le gustaran y Javier se decidió por el estilo de Alexander Calder, y los dos juntos hicieron un sol inspirado en esta obra de 1971 del escultor, pintor y dibujante estadounidense.
El resultado final no puede ser más fantástico: este trineo rojo y el sol radiante y la cueva navideña detrás. Podéis ver aquí las fotografías del making off de la sesión y de la obra de arte de Javier.
Eso sí: lo mejor de todo fue, sin duda, que se pudieran conocer y encontrar de forma presencial, sin ningún tipo de duda!
GRACIAS a los dos por vuestra energía y vuestra inspiración!