“Es un error cultural creer que ocultar el dolor a los niños y niñas les protege.” Mar Cortina, psicopedagoga, ponente de la jornada “Infancia, enfermedad y muerte en el ámbito educativo”
Dar herramientas a los docentes para afrontar situaciones de enfermedad grave y defunción de un alumno es uno de los objetivos de esta jornada organizada por la Fundación Villavecchia.
¿Es positivo hablar de la enfermedad y la muerte con los niños?“Cualquier situación es más llevadera para el niño o niña si sabe lo que está pasando y no tiene que recurrir a su imaginación para deducirlo. ‘No saber’ le hace sentir inseguro y fuera de juego, y se pregunta entonces por qué no cuentan con él o ella.” Según Mar Cortina, psicopedagoga especializada en duelo infantil y pedagogía de la muerte, la creencia de que “ocultarles el dolor les protege” es un “error cultural”. “Si se les respeta y se les hace partícipes de manera adecuada a su edad, y siempre preguntándoles, se les incluye en esa ‘piña’ que es donde se sienten realmente protegidos, y aprenden que la vida tiene alegrías y tristezas.”
Es uno de los temas de la primera jornada “Infancia, enfermedad y muerte en el ámbito educativo”, organizada desde la Fundación Villavecchia para el 7 de octubre en el Hub Social Barcelona (Girona, 34), de 9 a 14 h, con la participación de expertos como Agustín de la Herrán, Àlex Prats, Glòria Iniesta y la propia Mar Cortina, presidenta de la asociación Vida, Amor y Muerte. “Uno de los recursos que pueden usar los docentes son los cuentos o historias de ficción, un trabajo que conviene que se haga antes de que suceda una enfermedad o una muerte, porque el niño crecerá y se desarrollará sin que ese tema sea un tabú.”
- Mar Cortina, ponente de la jornada “Infancia, enfermedad y muerte en el ámbito educativo”
Cuando se produce una muerte, es importante escuchar o preguntar a los niños, en lugar de guiarles sobre cómo deben llevar el duelo. “Los adultos tenemos más corazas, porque tenemos más experiencias acumuladas y, por instinto, tendemos a protegernos. Conviene que tengamos esto presente, para no transmitirles creencias o miedos que son solo nuestros”, afirma Mar. “Los duelos de los niños van a estar muy influenciados por cómo los vive o los ha vivido su familia, si se le ha hecho partícipe o no, si en casa se habla de las personas fallecidas o no, si se ha respondido a sus preguntas o no, si se le ha permitido ir a los funerales o no, etc.”
“Conviene compartir, escucharlos, estar presentes y no evadirse. Los niños y niñas buscan un cómplice con quién compartir sus dudas o sus sentimientos, sin que nada de ello sea censurado. Los adultos no lo sabemos todo, así que podemos ir construyendo el conocimiento juntos y así se sienten valiosos y respetados.”
En el caso de la defunción de un menor en el aula, ¿hay algunas pautas básicas para ayudar a los alumnos a despedirse del compañero muerto y a transitar la etapa de duelo? Mar Cortina propone “que no se esconda la situación y que se les pregunte qué es lo que les gustaría hacer en memoria del compañero muerto. También es importante que cualquier iniciativa que tome la escuela como escuela sea consultada con la familia y que estos den su permiso. Por otro lado, conviene ver cómo va evolucionando la situación y cómo van sintiéndose los alumnos, desde una observación serena y atenta y nunca invasiva, respetando sobre todo a aquellos que prefieren el silencio. Cada alumno va a vivir el duelo a su manera”.
- La Fundación Villavecchia organiza la Jornada de Infancia, enfermedad y muerte
Mar Cortina asegura que los niños y niñas tienen una sabiduría natural ante las pérdidas y la muerte. “Sin ninguna duda. Las razones que me llevan a hacer esta afirmación son varias. Por un lado, la investigación que hice (en diferentes escuelas y en diferentes edades) a través del cine para mi tesis doctoral, con la ayuda de docentes, así como otras investigaciones que se han podido realizar en el campo de la Pedagogía de la Muerte.” También la ha llevado a esa conclusión su amplia experiencia en las aulas cuando ha tratado el tema de la muerte (ya sea de manera preventiva, como trabajo de normalización de la muerte, o de manera paliativa, cuando ha muerto el familiar de algún alumno/a o algún miembro de la comunidad educativa) y ha podido analizar numerosos dibujos y comentarios de los niños y niñas.
La muerte, la enfermedad y el duelo están ya incluidos en el currículum educativo, y desde la Universidad Autónoma de Madrid se llevó a cabo una investigación al respecto que se puede consultar en www.pedagogiadelamuerte.com. “Lo que conviene es ‘tirar del hilo’; es decir, que si surge la ocasión, no hay que evitar el tema o pasar por encima de él, sino potenciar que se hable de ello y dejar que los alumnos se expresen”, apunta Mar.
Desde la Fundación Villavecchia apostamos por dotar a las escuelas de los recursos necesarios para dar una respuesta adecuada en todas las fases de la enfermedad de un niño, incluyendo el final de vida y el acompañamiento al duelo. Además, la enfermedad y la muerte son una realidad a la que todos los niños y niñas se verán expuestos en algún momento. Por eso, incluirla en el proceso formativo de la infancia representa otorgarle el espacio natural que tiene en nuestras vidas.