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Seguimos recuperando actividades presenciales: se reactiva la salida de familias de la Fundación

05 · Noviembre · 2021

Cinco familias que acompañamos pasan un fin de semana en La Granja Escola, en contacto con la naturaleza y los animales y trabajando la educación emocional

Hace unos días, 5 familias que acompañamos desde la Fundación pasaron un fin de semana muy especial en contacto con la naturaleza y los animales y recuperando la tradicional salida de familias que hacía 2 años que no habíamos podido organizar del mismo modo a causa de la pandemia.

“Somos una tribu que educa; tan importante es quien arregla la valla, como quien da de comer a los caballos, quien cuida la cocina, o quien guía una actividad”- así habla Cristina Gutiérrez Lestón, directora de La Granja Escuela, cuando explica su forma  de trabajar en equipo dentro del proyecto, que tiene muy claro que es desde donde todo funciona mejor.

En el año 2010 nació la Fundación La Granja, con la intención de hacer llegar la educación emocional a muchos niños y niñas y a diferentes colectivos que por diversas razones no pudieran tener fácil acceso a ella; dentro de este programa contemplaban acompañar y ofrecer actividades y estancias a niños, niñas y jóvenes que estuvieran pasando por una enfermedad grave y a sus familias, para ayudarles a sostener la situación de la mejor manera posible.

Las familias se encontraron el mismo viernes por la tarde con el equipo técnico de la Fundación y el personal de la Granja, que les dio la bienvenida.

Había niños y niñas de edades muy diferentes, desde los 2/3 años hasta los 12. Se organizaron actividades en familia y también actividades separadas de padres/madres e hijos/as, para poder aprovechar al máximo los recursos y el aprendizaje y dar espacio a todos los miembros de la familia, y poder así cuidar y poner en el centro también los hermanos del niño o la niña que sufre la enfermedad, que es muy importante.


Cristina explica que dieron mucha prioridad a la flexibilidad y la libertad de movimientos en este contacto con la naturaleza: “Con los niños y niñas, trabajamos el fluir desde su propia necesidad, haciendo un baño de bosque, parando y respirando cuando lo necesitaban... era fantástico ver las ganas de correr, de tirarse al suelo y sentir; se comían los árboles con los ojos y todo los sorprendía... con los padres y madres hemos trabajado mucho el dar espacio para sentir aquello que sentimos, sea lo que sea, y como podemos dar herramientas para ayudar a entendernos a nosotros mismos y a los otros; hicimos un trabajo muy bonito”.

“Es muy importante poder compartir con otras familias que están pasando por la misma situación que tú, porque te entienden de una manera muy diferente a la gente que te rodea, por mucho apoyo que te quieran dar”- comparte Nuria, madre de Berta, de 2 años, y de Guillem, que tiene cuatro. Con su pareja, Marçal, son una de las cinco familias que participaron en la actividad. “De entrada, solo el hecho de poder hacer una salida familiar los cuatro juntos ya significaba mucho, porque normalmente por la situación de vulnerabilidad de Berta a las actividades solo podíamos ir uno de los dos con Guillem... hacer algo los 4 ya nos parecía fantástico; después, llegar  allí y ver el lugar, que es precioso, conocer a las otras familias y poder compartir, hablar tranquilamente después de comer sabiendo que los niños/as estaban atendidos por las voluntarias... hace sentir que te cuidan y que tienes un poco de tiempo para tí, y eso es muy valioso”.


Nuria remarca también que le ha gustado muchísimo todo el trabajo de gestión de las emociones vinculado a los animales: “Me he comprado el libro de La Granja y todo, porque creo que me puede ayudar con Guillem, a que exprese y saque hacia afuera emociones sobre como ha vivido la situación de Berta, que muchas veces hablamos de que no sabemos qué es exactamente lo que ha llegado a entender él de todo ésto... de este fin de semana también ha sido muy positivo para Guillem ver a otros niños y niñas que se encuentran en la misma situación que su hermana”.

El centro de La Granja de Santa Maria de Palautordera funciona desde 1984, pero desde entonces ha cambiado muchísimo. Primero ofrecía excursiones y colonias a las escuelas, para acercar el mundo natural y los animales de granja a los niños y niñas de ciudad, pero explica Cristina que vivieron un punto de inflexión en 2002: “Lo que había funcionado hasta entonces ya no nos funcionaba; los niños y niñas ya no nos escuchaban como antes, no conseguíamos modular actitudes ni comportamientos, y pensamos que si los ellos habían cambiado, nosotros también teníamos que hacer cosas distintas... y aquí empezó la etapa de investigación, prueba, acierto, error que duró 12 años, donde acabamos haciendo una apuesta clara por la educación emocional transversal y aplicada, llegando a diferentes ámbitos (la podíamos trabajar tanto en actividades con caballos, como con la tirolina, como con un partido de baloncesto... era muy versátil). Es lo que hemos estado haciendo desde entonces con miles de niños y niñas, y escuelas de todas partes”. La iniciativa funcionó tan bien que crearon un método propio, el Método La Granja, demostrado científicamente y que ofrece también dinámicas y formaciones para profesorado, familias, equipos deportivos o empresas.

Otra de las familias que ha ido a la salida del fin de semana es la formada por Vanessa, Oscar y sus dos hijos, Dylan y Derek. Coincide con Nuria en que ha sido fantástico poder hacer una actividad los 4 juntos, y compartir con otras personas en la misma situación, y destaca el vínculo especial que se ha hecho en el grupo: “Es cierto que al principio éramos un poco reticentes a ir, porque no solemos hacer cosas con otra gente para evitar riesgos, pero tengo que decir que la experiencia valió muchísimo la pena... hicimos muy buen vínculo con las otras familias y se nos hizo a todos muy corto... los niños/as congeniaron muchísimo todo y no conocerse previamente, y para las familias tener espacio para hablar y compartir ha sido muy importante... nadie te entiende del mismo modo que alguien que está en la misma situación que tú.”.


Para Vanessa, la experiencia les ha ayudado a desbloquear cosas que es fácil tener guardadas dentro cuando pasas por la situación de la enfermedad de un hijo o hija: “El mensaje final que nos han transmitido era que, a pesar de que todo sea muy complicado a momentos, llegará un momento en que pasará... nos han ayudado también a trabajar la confianza en la pareja y otras herramientas muy necesarias, y las educadoras de La Granja, Ro y María, eran fantásticas; igual que las dos voluntarias de la Fundación, Yolanda y Sara, que comieron rápido para poder llevarse a los niños a jugar y permitir que las familias pudiéramos charlar tranquilamente; solo puedo decir cosas buenas, y estaros muy agradecida”.

El año 2019 abrieron un centro a Madrid y este año están abriendo otra en Andorra, dentro de Naturland. Anna Varderi, gerente de la Fundación, vio una demostración del programa y las actividades que ofrece La Granja en 2019, y desde entonces tuvo claro que quería incluirlo dentro del programa de actividades de la Fundación. Aquel año pudimos hacer la salida de un día con las familias, pero debido a la pandemia hasta ahora no había sido posible recuperar la salida de fin de semana, y ha sido una experiencia muy bonita.


Muchas gracias por acogernos y acompañarnos! Esperamos poder seguir sumando mucho de tiempo!