“Hay que disfrutar de cada minuto, disfrutar más de las pequeñas cosas, porque el tiempo que ha pasado no vuelve.” Sandra Cortés, paciente de cáncer
Hace tres años, a Sandra Cortés le diagnosticaron un osteosarcoma, un cáncer de huesos del que ha sufrido varias recaídas. Hemos hablado con ella de su experiencia vital y de toda la “buena gente” que ha conocido en el camino.
Recibir un diagnóstico de cáncer infantil es un golpe duro. Para la familia de Sandra, tener que viajar a Barcelona desde la localidad burgalesa de Medina de Pomar supuso un problema añadido a la enfermedad y un cambio muy importante. “Nos derivaron a Barcelona porque era el centro de referencia que había en España para el cáncer que me diagnosticaron”, nos cuenta Sandra. “Al ser de Medina de Pomar, a más de 600 km de Barcelona, y no tener a nadie conocido ni familiares aquí, la Fundación Villavecchia nos ofreció un piso del que llevamos casi tres años disfrutando. Supone una gran comodidad a la hora de tener que acudir al hospital a consultas, a tratamientos de diferentes duraciones o a urgencias. El piso lo cuidamos como si fuera nuestro, ya que sabemos la gran ayuda que supone para familias que, como nosotros, tienen que pasar por esta situación tan dura. El piso sabemos que tiene muchos gastos, agua, basuras, gas, luz, comunidad, impuestos… De todo se está haciendo cargo la Fundación Villavecchia. No habría sido algo factible económicamente para mi familia.”
Sandra Cortés, paciente atendida por la Fundación Villavecchia
Haber sido diagnosticada de cáncer y haber pasado por varias recaídas y muchos momentos de dolor ha cambiado su visión de la vida. “Valoro más los pequeños momentos, y he dejado de dar importancia a cosas o situaciones que antes para mí sí la tenían. Y gracias a la enfermedad me he dado cuenta de que en la vida damos demasiada importancia a cosas o situaciones que en verdad no la tienen. Hay que disfrutar de cada minuto, disfrutar más de las pequeñas cosas, porque el tiempo que ha pasado no vuelve.”
A lo largo del tratamiento, Sandra ha estado acompañada por nuestro equipo de cuidados paliativos pediátricos. Cuando le preguntamos con qué se queda de toda esta experiencia tan dura, nos responde “con el gran trabajo que hace la Fundación Villavecchia, por toda su ayuda y servicios prestados tanto a mí como a mi familia”, y también destaca “el gran servicio profesional que me ha dado el Hospital de Sant Pau y el cariño recibido de las enfermeras y auxiliares. Y toda la buena gente que hemos conocido.” Sandra está muy agradecida especialmente a las enfermeras, “por su empatía, me han escuchado, apoyado, consolado, ayudado, animado y entendido en los momentos más difíciles de mi enfermedad”.
A una chica que acabe de ser diagnosticada con la misma enfermedad, le podría contar muchas cosas: “le explicaría que la pérdida del pelo y vello es pasajera, que los efectos secundarios de la quimio al principio son horrorosos, pero luego te haces a ellos, no son para siempre. Le diría que cuanto más se mueva de la cama después de una operación, mejor para la recuperación, antes recuperará su movilidad. En el caso de que haya alguna recaída, ya sabes por pasos anteriores lo que tienes que hacer, y hay que tirar para adelante, sin quedarse pensando en por qué ha llegado esa recaída. No hay una respuesta al ‘por qué’. Es la pregunta sin respuesta en esta cruel enfermedad infantil”.
El Chocolate más dulce de la Navidad esconde un cielo lleno de estrellas en el interior
A Sandra le encanta dibujar, y nos ha dibujado un cielo lleno de estrellas para decorar el interior de nuestro chocolate solidario de Navidad. “Siento un gran orgullo e ilusión de que tanta gente pueda comprar el chocolate y ver mis estrellas”, asegura Sandra. “La solidaridad es necesaria, y más para esta Fundación que nos ha ayudado tanto.” De este chocolate hemos hecho 10.000 cajitas (hay tres chocolatinas en cada cajita), que ya están a la venta. “Cuantas más mejor!”, dice Sandra.
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